“He hecho un poco de todo y me he movido mucho”, explica Valle de Francisco sobre su pasado. Una de las dotes que la caracterizan es la polivalencia. Tiene una gran capacidad para adaptarse a situaciones y tareas muy diferentes entre sí. Tanto aquí, en Cataluña, como en el resto del mundo.
Antes de formar de La Fageda, trabajó empaquetando semillas en Holanda y en una inmobiliaria en Perú. También desarrolló funciones en fábricas y áreas de limpieza y administración. Incluso, fue educadora de personas con autismo y estuvo en una agencia de publicidad, ejecutando campañas y anuncios de televisión.
Vive en Vic y desde el 2020, forma parte de nuestra sección de limpieza. “Para mí, el trabajo siempre había sido un medio para salir adelante, pero ahora que estoy en La Fageda, es la primera vez que siento que tiene un sentido añadido”, nos confiesa. La conocemos un poco más en esta entrevista.
Sara Vidal, directora del área de Gestión y Desarrollo de Personas, me comentó que estaban buscando un monitor para la sección de limpieza, pero solo para un par de meses. Pasé el proceso de selección, encajé y empecé a cubrir esta sustitución. Y, desde entonces, ¡ya ha pasado 1 año y medio! Aun así, ya conocía el proyecto de antes. Estoy estudiando el CFGS de Integración Social en el Instituto Abierto de Cataluña y en una asignatura nos pedían hacer un trabajo sobre algún Centro Especial de Trabajo (CET). Yo escogí La Fageda.
En realidad, quería hacer el CFGS de Documentación Sanitaria, pero personas de mi entorno me dijeron que integración social hacía más para mí. Además, hace años hice el curso de monitora de colectivos con dificultades y me gustó mucho. Así que me miré el temario y me entusiasmó. Es complicado compaginarlo todo. Soy madre de familia numerosa y no tengo mucho tiempo libre.
Realizo las funciones de coordinación. Me encargo de cuadrar los horarios, controlar el material de limpieza, revisar los almacenes, planificar tareas, organizar los grupos de trabajo en función de los espacios y las necesidades específicas de cada persona… Cubrimos la limpieza de Mas Els Casals, y también de otros espacios de la fundación: residencias, pisos compartidos… La sección de limpieza está en formación, estamos construyendo los cimientos y agradezco mucho a La Fageda que me haya dado esta oportunidad.
Cada persona es diferente y tiene necesidades diversas. Sus situaciones no son las mismas y, por lo tanto, el trato y las exigencias tampoco lo tienen que ser. Procuramos crear un sentimiento de pertenencia al grupo, que hace que el ambiente sea de cordialidad y compañerismo. En la sección de limpieza tenemos personas del CET, y también del Servicio de Inserción Laboral. Por un lado, con las primeras, trabajamos para generar un clima amable y de estabilidad. Es esencial que tengan apoyo, ¡su trabajo es muy valioso! Por otro lado, el objetivo que tenemos con las segundas, es prepararlas para la inserción en una empresa ordinaria, así que tienen que adquirir hábitos laborales.
Las otras monitoras, Mary Garcia y Nastasia Serghei, y yo tenemos perfiles muy diferentes y esto es muy positivo y enriquecedor. También, tenemos claros los objetivos y el camino que tenemos que seguir para lograrlos. Cuando tenemos dudas, compartimos los puntos de vista que tenemos de una misma situación y exponemos las diferentes opciones que tenemos para poderlo solucionar. Tenemos buena comunicación y transparencia y esto es fundamental. Me siento muy orgullosa del equipo que estamos formando, hemos creado un engranaje que funciona muy bien. Su compromiso y su capacidad de adaptación hacen que todo sea fácil. ¡Me siento muy feliz de trabajar aquí!
Lo que me entusiasma más es pensar que puedo colaborar, ni que sea un poco, en la mejora y la dignificación de la vida de algunas personas. Creo que todos tenemos una responsabilidad social con los más vulnerables. Siento que con mi trabajo, estoy poniendo mi granito de arena. Me gusta encontrarme cada día con mis compañeras, tenemos muy buena relación y nos lo pasamos bien trabajando, esto no se puede decir en todos los trabajos. Me encanta el ambiente de confianza que hay, en general.
Un momento muy emotivo que recuerdo es el cumpleaños de Jordi Espona, un compañero con discapacidad del CET que trabaja en la fábrica de lácteos. Jordi, cada día, sube a las oficinas a saludarnos y a preguntarnos cómo estamos. El día de su cumpleaños, vino, como hace habitualmente, y todo el mundo se levantó a aplaudirlo. Él se emocionó mucho. Me pareció un gesto muy humano, estas pequeñas cosas me conmueven mucho.
Recuerdo una vez que una persona de nuestro grupo, me puso al límite. Tanto que tuve que marcharme para estar sola un rato. Aquel día fue muy duro. Pero bien, no tenemos que perder de vista el objetivo, que es mejorar la vida de estas personas.
Muchos. Sobre todo, el trabajo en equipo. En La Fageda, el plural pasa por ante el singular. Tenemos que mirar siempre más allá, no quedarnos únicamente con lo más superficial. También, me ha sorprendido la “cultura Fageda”: el respeto, la buena fe de los compañeros, la búsqueda de soluciones y no de culpables, la implicación de las personas…
Veo La Fageda como un pequeño mundo, en medio del bosque, en el cual los unos cuidan de los otros. Es una constatación que un proyecto empresarial puede funcionar y ser rentable y productivo teniendo en cuenta las buenas personas, la cultura del nosotros, los colectivos vulnerables… Y además, ¡hacemos productos buenísimos!
Del Servicio de Atención al Visitante (SAV), me gustaría mucho explicar todo lo que se mueve en La Fageda.
Para mí, lo más importante es estar con la familia. Mis hijos y mi pareja son mi pilar. Nos gusta subir montañas y salir a hacer excursiones con los amigos. También soy castellera, a pesar de que ahora he hecho un paréntesis para poder tener tiempo para acabar los estudios. Y por supuesto, ¡ir a mirar los partidos de rugby de mi hijo! Pequeñas cosas como ir a hacer un café con una amiga y ponernos al día, me llenan mucho. Además, me encanta cocinar platos de cuchara y hacer pan.
El producto que más me gusta es el líquido natural con azúcar de caña. En casa, hacemos bizcochos y en vez de poner el yogur de limón, ponemos este. ¡Quedan muy buenas!
El cambio es inevitable. La Fageda se está adaptando sin perder de vista los orígenes del proyecto. El futuro lo auguro bueno, no puede ser de otro modo. Es un proyecto muy potente. Hay profesionales muy preparados, que creen profundamente en lo que hacen, y saben cómo hacerlo. La fuerza de La Fageda está en su gente.
Mi futuro me lo imagino rodeada de los míos. ¿Si me veo jubilada en La Fageda? ¡Me gustaría! ¡Ya es una parte importante de mi vida!
Eva Güibas, periodista. La Fageda.