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31 julio 2020

Aprendemos sobre las grasas de origen animal y desmontamos falsas creencias

Andreu Prados, farmacéutico y dietista-nutricionista, nos ofrece una interesante información sobre tipos de grasas y cómo consumirlas.

 

«Como tienes el colesterol alto, a partir de ahora deberás limitar el consumo de huevos y tomar todos los lácteos desnatados». «He leído en internet que no se recomienda limitar el consumo de huevos y lácteos enteros siempre y cuando el resto de mi alimentación sea equilibrada y tome suficiente fibra».

 

Seguro que en algún momento te has encontrado en medio de una conversación de este tipo. El papel de las grasas de la dieta en la salud es un tema de mucha controversia en nutrición y las grasas animales suelen ser las malas de la película. ¿Qué hay de cierto en esta creencia generalizada? ¿Todas las grasas de origen animal son igual de perjudiciales?

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No todas las grasas de los alimentos tienen el mismo efecto sobre la salud

 

En tu alimentación hay cuatro tipos de grasas:

 

  • Grasas saturadas: se encuentran en los productos de origen animal (especialmente la carne, sus derivados y los lácteos enteros) y en algunos alimentos de origen vegetal elaborados con los aceites de palma, coco y palmiste.
  • Grasas monoinsaturadas: se encuentran principalmente en el aceite de oliva, el aguacate y los frutos secos.
  • Grasas poliinsaturadas: son las famosas grasas omega-6 (se encuentran en los aceites vegetales, las semillas y los frutos secos) y las omega-3 (se encuentran en el pescado azul, las nueces y las algas).
  • Grasas trans: las ingieres a través de los cárnicos y lácteos (son las grasas trans que se producen por fermentación en el estómago de los rumiantes) y con los alimentos procesados obtenidos por procesos de hidrogenación (por ejemplo, la bollería industrial, los precocinados y los aperitivos salados, entre otros).

 

De todas ellas, las grasas saturadas y las grasas trans de los alimentos procesados son las que peor fama tienen, sobre todo debido a su vínculo con las enfermedades cardiovasculares. Pero, mientras está claro que las grasas trans de origen industrial representan una grave amenaza para tu salud, cuando se trata de las grasas saturadas conviene hacer matices.

 

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¿Todas las grasas saturadas son igual de perjudiciales?

 

Ni todas las grasas de los alimentos se pueden meter dentro del mismo saco, ni todas las grasas saturadas son malas.

 

La clasificación habitual de las grasas en grasas malas (las grasas saturadas) y grasas buenas (el resto de las grasas) ha dado lugar a una enorme confusión. Y esto ocurre porque cuando se trata de cuestiones de nutrición, tal como sucede con cualquier disciplina científica, deberías desconfiar de cualquier afirmación radical que no admita una escala de grises.

 

La ciencia ha dejado claro que los efectos de las grasas de los alimentos sobre la salud dependen de muchos factores que van más allá de los alimentos donde se encuentran. Estos factores incluyen la longitud de la molécula de grasa, el resto de nutrientes del alimento y tu alimentación.

 

En el caso de los lácteos, estudios como este y como este han encontrado efectos parecidos de los lácteos enteros y desnatados en la salud cardiovascular.

 

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Dependiendo del tipo de yogur, tendrá más o menos proporción de grasa.

 

¿Y esto cómo se explica? Se ha encontrado que las grasas de los lácteos tienen algunos componentes nutricionales como las grasas trans de origen natural y pequeños fragmentos de proteínas que se han relacionado con un menor riesgo cardiovascular y menor ganancia de peso corporal. En el caso del yogur, su consumo se puede considerar como un indicador de calidad de la dieta en niños y adultos, debido a que la presencia de yogur en la alimentación se acompaña de un mayor consumo de frutas y verduras y un menor consumo de carne y derivados.

 

Por otro lado, ten en cuenta que el calcio que te aportan los lácteos se absorbe mejor en presencia de la vitamina D que se encuentra en la grasa de la leche.

 

Además, para un adulto sano el consumo de una ración de lácteo en forma de un vaso de leche o de 2 yogures te permite cubrir más del 40% de tus requerimientos diarios de calcio.

 

El contexto importa: en lugar de obsesionarte por un grupo de alimentos en particular, mejor cuida tu alimentación

 

En lugar de fijarte en nutrientes o alimentos aislados, cuida tu alimentación de forma global. El mejor consejo es priorizar los alimentos frescos, locales y de temporada, ignorar los mensajes de nutrición radicales y no olvidar que la salud también incluye tener un sueño de calidad, un estilo de vida activo y un contacto frecuente con la naturaleza.

 

 

Andreu Prados. Farmacéutico y dietista-nutricionista especializado en comunicación científico-médica

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