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30 agosto 2021

“Comprar La Fageda es comprar territorio, un sabor diferente y muy bueno, y apostar por mejorar la sociedad” Francesc Galí, director comercial y de marketing

Recorre a diario el trayecto Roses – La Fageda para venir al trabajo. El itinerario que comienza con vistas al mediterráneo y termina en el corazón del Parque Natural de la Garrotxa lo tiene atrapado y hace que se sienta privilegiado. Francesc Galí es desde hace nueve meses el director comercial y de marketing de La Fageda, posición hasta entonces ocupada por Sílvia Domènech, que ahora puede dedicarse exclusivamente a la dirección general adjunta.

 

Francesc Galí, un perfil senior “con espíritu joven”, ha llegado a La Fageda tras un recorrido por grandes empresas del sector privado donde dirigió también las políticas de marketing y comercial, como Carrefour o La Sirena. Un currículo que lo llevó a vivir en varios lugares, Madrid, Barcelona y Sant Cugat entre otras ciudades.

 

Transparente, cargado de inquietudes y con un gran sentido del humor, Francesc afronta su nueva etapa profesional con un plus de motivación extra por la naturaleza de nuestro proyecto.

 

Francesc, después de tu recorrido profesional, ¿cómo vives trabajar ahora en una empresa como La Fageda que sustenta un proyecto social, sin ánimo de lucro ni accionistas que a finales de año reclamen beneficios?

 

La gran diferencia que he encontrado es que ahora trabajo en un proyecto que, día a día, me permite ver el beneficio que genera nuestro trabajo. Veo claramente como este beneficio se aplica a proyectos sociales, te das cuenta tan solo dando un paseo por La Fageda. Así que siento que el cambio ha sido radical.

 

Cuando te llega la propuesta de incorporarte a La Fageda, ¿qué es lo que más te entusiasmó del proyecto?

 

Los valores de la marca, su fortaleza, su apuesta por la proximidad, el control del origen de la materia prima, que se trabaje mucho por la sostenibilidad de todo el proyecto, que no se haga publicidad de manera convencional. Todo esto me hace ver que estoy ante un proyecto extraordinario, en tanto que está fuera de lo ordinario, y veo que se me presenta como un reto y un aprendizaje. Siento que sus valores encajan con mi persona y cuando me doy cuenta de su rol social quedo prendado y digo que sí, y decido parar un proyecto profesional que tenía en la cabeza. Ya conocía La Fageda, pero no su dimensión. De hecho, siempre la había tenido en mi radar de empresas interesantes. Y el hecho de ser una empresa ubicada en la Garrotxa, al lado del Empordà, también me ayudó a tomar la decisión.

 

Hace nueve meses que trabajas aquí, aunque todavía te falta vivir todo un recorrido, ¿de momento qué es lo que más te ha sorprendido?

 

Yo defino La Fageda como un proyecto ideológico que da lugar a un proyecto social que utiliza de manera instrumental una empresa para generar beneficios que hagan posible cumplir este proyecto social. Me han sorprendido las bases ideológicas del proyecto que nacen del pensamiento profundo de Cristóbal y Carme y que dan lugar a estos dos proyectos muy coherentes, el social y el empresarial. También estoy sorprendido por la calidad humana de todo el equipo, realmente te das cuenta de que la misión y los valores son de verdad, que se aplican en el día a día, no es maquillaje. Aquí todo es muy coherente, se ponen las personas en primera línea, son lo más importante. Y sin duda, sorprende mucho que una empresa social haya tenido un éxito empresarial tan contundente.

 ¿Cuáles son los valores diferenciales de los productos de La Fageda?

 

La proximidad, la calidad y el sabor son los valores esenciales. Elaboramos todos nuestros productos en las instalaciones ubicadas en medio del Parque Natural de la Garrotxa. Gracias al origen de la materia prima, la leche, que es de nuestras granjas, producimos unos yogures y helados de un sabor muy diferente del resto. Esto el consumidor lo percibe y por este motivo nuestro yogur natural es el más consumido en Cataluña. En el caso de nuestras mermeladas, también hechas aquí, incorporan tan solo productos naturales: fruta, azúcar integral de caña y zumo de limón, y las hacemos con métodos tradicionales, horas de cocción y de remover en las cazuelas. Esto nos permite también tener un producto diferente que año tras año gana consumidores.

 

¿Qué le aporta a un consumidor comprar La Fageda?

 

Cuando una persona compra un producto de La Fageda compra territorio, un sabor diferente y muy bueno y hace una apuesta para mejorar la sociedad.

 

¿Cuáles son a medio plazo los principales proyectos del área de marketing y comercial?

 

En materia comercial intentar llegar al 100% de los distribuidores potenciales de Catalunya, impulsar las ventas de las dos familias pequeñas de productos, los helados y mermeladas; seguir lanzando novedades en el mercado como esta primavera con los yogures líquidos y desnatados. Y en marketing impulsar la comunidad Arrelats, que la pandemia ha parado, y apostar muy fuerte por la comunicación dado que no hacemos publicidad.

 

Como dices no hacemos publicidad, ¿cómo valoras el Servicio de Atención al Visitante (SAV) como herramienta para dar a conocer la marca y el proyecto?

 

Creo que ha habido tres palancas muy potentes para dar a conocer La Fageda al gran público, al consumidor. La primera, tener un producto extraordinario, porque si no es así, cuesta mucho crecer. Las otras dos herramientas que han sido fundamentales en el desarrollo de la marca, son haber introducido el yogur en las grandes colectividades como hospitales y escuelas donde está posicionado como muy buen producto, del que se habla, y la función que hace el SAV, por donde pasan miles de personas que viven la experiencia de La Fageda y que cuando se van, como dice Cristóbal, salen apóstoles de la marca.

 

¿La Fageda debe abrirse a otros mercados?

 

Uno de los principales valores que tenemos es la proximidad, y creemos que para hacer un buen producto lo hacen mejor las empresas pequeñas o medianas que las grandes; por lo tanto, nuestro objetivo es seguir centrados en el mercado catalán.

 

Vivimos en un período de incertidumbre, muy cambiante, y los impactos de la Covid marcan un antes y un después y nuevos retos. ¿Qué mercado y qué sociedad visualizas en época pospandemia?

 

Creo que habrá cambios importantes, la manera de relacionarnos, pienso que se viajará menos y se trabajará más en casa, que el comercio vivirá un cambio grande, veo un mundo con menos puntos de venta, veo a la gente viviendo más en su casa, cosas tan tristes como la posible desaparición de las salas de cine, cambios en los restaurantes que se están transformando en lugares donde hacen comida para distribuirla, y pienso que todo lo que se pueda digitalizar se acabará digitalizando. También creo que las ciudades perderán fuerza a favor del mundo rural.

 

¿Y cómo nos afectará todo esto a La Fageda?

 

Habrá que estar muy atentos a cómo se mueve el mercado, adaptarnos y apostar por los canales de mayor crecimiento.

 

Acabamos la entrevista. ¿Quieres destacar algo más del trabajo?

 

¡Que estoy encantado! Salir cada día de la bahía de Roses y llegar a La Fageda d’en Jordà es una maravilla, ¡un regalo de los Dioses! Ya lo puedes escribir tal como te lo digo.

La fotografía y la música, pasiones de un hombre polifacético con ilustres raíces

Francesc es un apasionado de la fotografía, la música y el cine. De hecho el arte y la cultura van asociados a sus raíces familiares. Su bisabuelo, Francesc d’Assís Galí i Fabra, fue un reconocido pintor y pedagogo catalán, director general de Bellas Artes de la República, fundador de la academia Galí donde entre otros tuvo como discípulo a Joan Miró, y era sobrino de Pompeu Fabra, que contribuyó mucho a su formación. Y por parte de la abuela paterna, esta era prima hermana de Zenobia Campubrí, reconocida traductora de los poemas de Tagore y esposa del literato Juan Ramón Jiménez (premio Nobel en 1956).

Autor de varias exposiciones de fotografía en Liverpool, Madrid (en la T4), Barcelona, ​​Cadaqués… Francesc ha tenido también varios reconocimientos en esta disciplina artística que le sirve para “expresar en imágenes como veo el mundo, lo que siento”. El suyo, es un estilo experimental y muy particular. Tiene incluso un laboratorio en casa donde hace fotografía química y analógica. Podéis ver su trabajo en la web www.francescgali.com. En la década de los ochenta, formó parte del grupo musical Los Carbónicos, donde tocaba el bajo. Fueron teloneros de grupos tan emblemáticos como Toreros Muertos o Ilegales. Actualmente escribe un libro sobre la historia de la música rock en Girona. Ah, ¡y también es patrón de barco!

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