Con solo 25 años y unos pocos meses en La Fageda, Maria Güell ya es una pieza clave del obrador de mermeladas. De hecho es su responsable después de la marcha de Antonio, el antiguo coordinador, hacia el nuevo proyecto de El Rebost de La Fageda. Empieza a trabajar temprano y tiene que gestionar un volumen importante de trabajo pero a la vez valora haber sido escogida para ocupar este sitio y se siente reconocida y afortunada a la vez. Hoy la convertimos en la protagonista de nuestra entrevista mensual para que sus compañeros y las personas que nos seguís en las redes la podamos conocer un poco mejor.
Nacida en Girona, pasó toda la infancia en el barrio de Santa Eugènia. De pequeña y adolescente ya era una chica muy activa. Hacía música –tocaba la flauta travesera, cantaba en una coral y formaba parte de un grupo de percusión-, danza, deporte –baloncesto y natación- y teatro. También era monitora de cau y se implicaba en la vida cultural y festiva de la ciudad participando en un grupo de diablos, Diables de l’Onyar. ‘Estaba poco por casa’, reconoce.
Después de cursar el bachiller científico, escoge su camino de futuro: quiere estudiar farmacia en Barcelona. La nota de corte no le permite el acceso a este grado y se decanta por Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Barcelona porque las asignaturas de primer año son comunes y tiene la intención de cambiarse y hacer farmacia más adelante. Con los meses se anima y decide continuar. El hecho de mudarse a Barcelona supone un cambio en su movido calendario ‘extraescolar’. Deja la escuela de música pero intenta seguir con el resto de actividades. ‘Cuando llegaba a Girona los viernes por la tarde, me iba a ensayo con el grupo de baile, luego ensayaba con el grupo de percusión y al final los diablos. Y algunos fines de semana me tenía que levantar pronto el sábado y marchar hasta el domingo por la tarde para hacer formación para el cau. Volvía a casa y pronto para Barcelona otra vez‘.
Acabados los estudios, marcha cuatro meses a Tailandia para conocer mundo. Va con un amigo pero a mitad del viaje deciden separar sus caminos, hacer una parte en solitario y reencontrarse un mes más tarde. ‘Me marcó mucho. Volví muy cambiada. Después de pasar muchos ratos sola y poder pensar, cambié la manera de verme a mí misma y la manera de entender la vida. Aprendí a cogerme las cosas con un poco más de calma. Cuando vuelves aquí es difícil mantener esta mentalidad… También aprendí a espabilarme’.
Una vez en Girona de nuevo, decide emanciparse y empezar a trabajar. Primero en faenas temporales y en una tienda de regalos y más adelante en una consultoría alimentaria. ‘Hacía cursos de manipulación de alimentos y asesoramiento en seguridad alimentaria para bares y restaurantes. Eran tres horas de curso y te puedes imaginar que no tenía muy buena respuesta… Querían firmar y acabar rápido. Por todo esto no estaba muy motivada…’. Con clases de refuerzo de matemáticas para alumnos de bachiller conseguía completar sus ingresos. Y, de golpe, aparece una oportunidad en La Fageda.
¿En qué momento te cruzas con la oferta laboral de La Fageda?
Ya conocía la Fundación. De hecho, en acabar la universidad, envié un currículo pero a saber si a la dirección correcta o fue a un correo general… En este caso fue una amiga que me lo anunció. Buscaban un tecnólogo de los alimentos. Pasé diversas entrevistas de trabajo y estaba deseando que me dijeran que sí. La espera se hizo larga.
Era para ocupar un cargo con responsabilidad. Se debieron fijar bien.
Si, la oferta era para ser responsable de mermeladas. Yo en casa había hecho muchas, era la típica freak que iba al bosque a recoger moras para después hacer la mermelada en casa, jaja, pero no tenía experiencia en un centro especial de trabajo. Igualmente me dieron la oportunidad y entré a trabajar el 1 de marzo de este año.
Un trabajo totalmente diferente al anterior. ¿Te ha costado adaptarte?
Me está costando. Son muchos frentes abiertos a la vez. Gestión de personal, planificación de la mermelada, compra de la fruta, resolver los problemas de día a día, gestionar el envase de helados… Somos bastante gente trabajando en la sección, unos 20, y al principio me pasaba horas para decidir quién ocupaba cada lugar en la producción porque aún no los conocía. Han sido muchas horas, sobre todo al principio. Pero te tengo que decir que a la vez que es complicado, esto es precisamente lo que más me gusta. Hacer una sola cosa me aburriría e ir todo el día de un lado a otro me motiva. Los días que son calmados y puedo seguir las cosas que tenía previstas se me hacen raros y todo, jaja.
Descríbenos un poco tu día a día, desde que empiezas la jornada.
Llego pasadas las 8 de la mañana. Como tengo una hora en coche desde Girona, aprovecho el camino para pensar y organizarme mentalmente el día. Cuando llego miro que todo el material esté a punto para cuando llegan los trabajadores y hablo con una parte del equipo que ya lleva cocinando desde las 7 de la mañana. Entonces reparto las tareas y subo a oficinas a reunión de producción. Cuando llego al obrador, sustituyo los compañeros para que vayan a descansar y desayunar. Después, si tengo etiquetaje, helados, fruta y mermeladas en marcha y de forma simultánea, es muy posible que me tenga que poner a trabajar en alguno de esos procesos. Y a la vez cubro los imprevistos que pueda haber. Cuando puedo voy al ordenador a hacer las tareas de planificación, revisión de stocks, programación del día siguiente, pedidos… Por la tarde, lleno los registros de lo que hemos fabricado durante el día.
Respecto al Centro Especial de Trabajo, ¿has podido coger bien el ritmo?
Me preocupaba un poco no estar a la altura. ‘Apretar’ demasiado o, al revés, quedarme corta, o no saber detectar alguna problemática a tiempo porque no tenía formación en este aspecto. Pero ahora la estoy recibiendo aquí y tengo un gran apoyo del equipo asistencial. Siempre están cuando las necesito.
¿También tenéis sistemas de rotación de tareas?
Aniol se encarga de la cocción de la mermelada y envasarla y Teia de preparar la fruta, envasar helados y le echa un vistazo al etiquetaje. Y los trabajadores del Centro Especial van rotando teniendo en cuenta que hay tareas muy diferentes que necesitan también habilidades muy diferentes. Es necesario establecer quién puede hacer cada tarea y durante cuanto rato puede hacerla, en función de la concentración que requiera, y a partir de ahí crear un sistema para que haya momentos de rotación.
¿Cómo definirías La Fageda con tus propias palabras?
Es una empresa social donde todo el mundo tiene cabida. Es un lugar donde te puedes sentir muy cómodo y en un ambiente muy bueno. Se está muy a gusto.
¿Tu producto favorito?
El yogur líquido de fresa, la mermelada de nectarina y la de naranja con chocolate.
¿El espacio de la finca donde relajarte diez minutos?
La terraza del SAV [Servicio de Atención al Visitante]. Además tiene buenas vistas. Y también te diría que me relaja mucho el camino que hago con el coche desde Girona. Salgo muy temprano y todavía es oscuro pero después veo salir el sol cuando estoy por Banyoles y con las montañas nevadas de fondo. Una cosa bonita de madrugar es poder ver cada día estos paisajes y contemplar los cambios de colores de unos meses a otros.
¿Algún momento divertido que recuerdes con tus compañeros de sección?
Mira, las cosas más graciosas pasan justo cuando llegáis los guías con un grupo. Se estropea una máquina, por ejemplo, y justo en el momento de descontrol y que falla algo llegáis y tenemos que disimular y poner como cara de ‘que bien va todo’ jaja.
¿Sigues con esta vida tan intensa fuera del trabajo?
Ahora soy una aficionada a las plantas, tengo muchas, jaja. También hago danza, estoy en un grupo de percusión que se llama Block Quilombo, en los Diables y, cuando tengo tiempo, hago excursiones por la montaña y estoy con los amigos. Me encanta pasar días de ruta por la montaña pero ahora no tengo tanto tiempo para hacerlo como antes.
Espero que sigas disfrutando así de tu vida dentro y fuera de La Fageda. Transmites mucha vitalidad.
Estoy muy contenta. A veces pienso que tengo el mejor trabajo de La Fageda.
Víctor de Paz
Periodista y Guía de La Fageda