Damos un giro de 180 grados a la familia de helados con un plan de transformación que busca impulsar esta categoría de producto en el mercado catalán, donde estamos presentes desde hace 15 años. Con este cambio radical, queremos posicionar nuestros helados como una propuesta de valor que aporte calidad y diferenciación, y reforzar esta actividad empresarial para seguir generando y consolidando puestos de trabajo para personas de colectivos vulnerables.
Iniciamos la producción y venta de helados en el año 2010, en una nave en Badalona. La voluntad de preservar los puestos de trabajo de un Centro Especial de Empleo situado en este municipio, dedicado a la elaboración de helados y que había quebrado, fue el motivo que nos impulsó a iniciar nuestra actividad en el sector de los helados. Pocos años más tarde, la producción se trasladó a la sede de Santa Pau.
Con quince años de experiencia como productores en Cataluña, impulsamos la transformación integral de nuestros helados con el objetivo de crecer en el mercado catalán. Los ejes del proyecto se sustentan en la reformulación del producto acompañada de un nuevo packaging. Para Francesc Galí, director de Marketing y Comercial, “llevamos la extraordinaria diferencia de la marca a un terreno donde el producto es más protagonista que nunca y la materializamos con cuatro nuevos sabores innovadores: caramelo salado con almendras garrapiñadas, galletas de chocolate, yogur con virutas de cacao y yogur con mango”.
La reformulación de nuestros helados se traduce en el uso de materias primas de alta calidad, una mejora de la cremosidad y en la estabilidad de la vida útil del producto: “el objetivo final de la experiencia de consumo es trasladar el hedonismo a todas las recetas, aportando una experiencia de placer al consumidor”, explica Galí.