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27 noviembre 2018

Quim Castañer, un artista en el obrador de mermeladas

Es uno de los veteranos de La Fageda. Hace ya 10 años que trabaja con nosotros y des del 2008 ha pasado por diferentes secciones como la de jardinería y la fábrica de yogures. Actualmente forma parte del equipo que elabora las mermeladas y su misión consiste en preparar la materia prima: la fruta y la verdura. Cuando las piezas llegan enteras, se encarga de lavarlas y cortarlas, entre otras tareas. Su jornada empieza pronto por la mañana y termina pasada la una de la tarde. Esta vez os presentamos a Quim Castañer, quien no solo es un ‘artista’ de las mermeladas…

 

En su pueblo natal, Sant Esteve d’en Bas, destaca por sus habilidades artesanas en otro ámbito y ha recibido diferentes premios y reconocimientos por ello. ¿Cual es la verdadera pasión de nuestro protagonista? Hoy nos proponemos conocer mejor a Quim, más allá de su faceta profesional.

 

Para hacerlo me desplazo hasta su lugar de residencia, en el caso antiguo del bonito pueblo de Sant Esteve d’en Bas. Me recibe y me abre las puertas de su casa con la amabilidad y buen trato que lo caracterizan. Una gran obra de arte preside el vestíbulo principal. Se trata de un cuadro con relieve hecho con madera y trabajado totalmente a mano. Representa la llegada de un tren a la antigua estación de Olot. Espectacular, no le falta el más mínimo detalle: los pasajeros, los equipajes, el reloj de la estación… ‘He necesitado unas 200 horas de trabajo para hacerlo’, me cuenta, mientras miro la pieza. Efectivamente, su gran pasión es el trabajo con la madera, los cuadros con relieves y la escultura.

 

Quim, trabajando en su taller

 

 

Subimos al primer piso, donde están las habitaciones, la cocina y el salón. Me reciben también sus padres y me acompañan durante una parte de la visita. Los tres me enseñan el pasillo, decorado, claro, de la mejor forma con las obras de Quim. También en el comedor y en el salón lucen sus relieves en madera. Su habitación es un auténtico museo repleto de esculturas de todo tipo. Coge una de casi un metro de altura y me la acerca. Me explica que es uno de los trabajos de sus inicios. Entramos en una saleta que hace las funciones de almacén para las piezas que por motivos de espacio no pueden estar expuestas. Relieves de animales, de plantas, de signos del zodiaco, decenas de cuadros muy trabajados que reposan en un armario bajo un orden escrupuloso. La calidad de sus cuadros impresiona, no deja indiferente. Mientras me los va enseñando, su madre se lo mira con orgullo, con esa mirada tan cálida que solo puede ofrecer una madre.

 

Le pregunto por sus inicios y por el momento en el que le nace esta pasión. ‘Mis padres tenían una panadería y pastelería en el pueblo. Y yo era el encargado de repartir el pan entre los vecinos. En mi ruta, cada día pasaba por delante de la casa de un artesano de la madera, y me picaba la curiosidad. Un día decidí entrar a saludarlo y le pedí que me explicara como hacía su trabajo. Me encantó, vi sus obras colgadas en la pared. Le dije si me podía enseñar a trabajar la madera y a partir de entonces empecé a ir a su taller por las tardes‘.

 

Algunos de sus cuadros con relieve

 

 

Su afición por el arte fue a más y en 1993 se apuntó a clases de pintura y escultura con Carmina Gibert, una artista local. Comenzó realizando cuadros de un solo relieve y después se fue complicando, hasta llegar a convertirse en un experto con obras de dos y tres relieves. Haciendo memoria, nos reconoce que ya en la escuela, de pequeño, sacaba buenas notas en las clases de plástica y que en la pastelería se divertía haciendo relieves y figuras con chocolate.

 

Falta que me enseñe su obrador, el espacio donde desarrolla su creatividad. Me invita a subir al último piso. Al entrar, me fijo en las herramientas de trabajo, todas perfectamente ordenadas. En la sala entra mucha luz, es un espacio acogedor. Reina el silencio. Me acerco a la ventada. ¡Menudas vistas! Veo a mis pies el pueblo de Sant Esteve y, de fondo, imponente, el Puigsacalm y las montañas de la Serralada Transversal. ¡Qué inspirador!

 

Los bocetos de su nuevo trabajo, la escultura de un perro

 

 

Sobre la mesa de trabajo tiene unos bocetos. Me comenta que es la nueva pieza en la que está trabajando. ‘Será una escultura nueva, estoy esperando que me llegue el bloque de madera que necesito para empezar‘. Tengo muchas ganas de ver su técnica artesanal de vaciado de la madera y le pido una pequeña demostración. Quim coge un trocito de madera, lo sujeta en la mesa y empieza a trabajar: ‘Para hacer un relieve, lo primero que hay que hacer es dibujar, hacer un boceto de lo que se quiere representar. Yo hago un pequeño dibujo y me lo estudio mentalmente. Luego cojo la madera y la empiezo a vaciar. Depende del tipo de relieve habrá más o menos faena. Hay veces que para hacer una sola pieza necesito utilizar 55 herramientas diferentes‘.

 

Algunas de las herramientas del taller

 

 

El taller está lleno de herramientas y me explica que las ha ido comprado poco a poco. Su dedicación a la madera es absoluta y su técnica hipnotiza. Me quedaría un rato más observando el tallado pero no lo quiero distraer. Según me dice, cuando se quede solo se pondrá la música y se evadirá de todo. ‘Trabajar la madera me relaja, lo hago cada dìa un par de horas. Y el fin de semana más. El mi momento de evadirme… No tengo ninguna prisa para terminar las piezas pero cuando las acabo tengo un sentimiento que es difícil de explicar. Es como cuando estás enamorado‘.

 

Lo transmite.

 

Víctor de Paz
Periodista y Guía de La Fageda

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