Blog
16 julio 2021

José Cruz, técnico de Mantenimiento: “La automatización está muy bien, pero aquí tiene que haber personas”

Cuando aterrizó en La Fageda, José Cruz tenía 30 años y ya había conocido mucho mundo, tanto debido a su profesión, en empresas de ingeniería de ámbito internacional, como por sus aficiones, en furgoneta y recorriendo montañas.

 

Natural de Jaén, este mes de mayo ha cumplido tres años en el equipo de Mantenimiento de nuestro proyecto socioempresarial. Hemos hablado con él de La Fageda y nos ha explicado algunas curiosidades de su discreto y variado trabajo. También, de su vida y aficiones.

 

José, tú viniste de lejos, ¿verdad?

 

Yo soy de Jaén y acabé aquí de milagro. Nací allí, estudié, y luego estuve mucho tiempo fuera, trabajando en proyectos.

 

¿Qué estudiaste?

 

Ingeniería electrónica. Empecé a estudiar la carrera, no me gustaba, la dejé y me puse a trabajar. En el campo, en la obra… Y no estaba contento. Entonces, me junté con amigos que también estudiaban Ingeniería electrónica y entre todos nos sacamos la carrera.

 

O sea, que te ayudó el entorno…

 

Siempre decíamos, en broma, que éramos muchos tontos en una carrera de listos. Que nos teníamos que ayudar.

 

¿De pequeño ya te interesaba este ámbito?

 

Me gustaba mucho la electrónica, la mecánica, desmontar cosas. Me regalaban un juguete y al día siguiente ya lo había roto, lo había desmontado todo, porque quería saber cómo funcionaba.

Y nos comentabas que has viajado bastante.

 

Cuando terminé los estudios, empecé a trabajar en una ingeniería, en la parte de automatización. Hacíamos proyectos internacionales en el ámbito del aceite de oliva y siempre viajaba.

 

¿Qué tipo de máquinas preparábais?

 

Nos dedicábamos a todo el proceso, toda la fábrica: recepción de la aceituna, decantación, que aquí en La Fageda tenemos una máquina similar para las aguas residuales; separador, que aquí lo usamos para la leche…

 

¿Esto lo implantábais en otros países… mediterráneos?

 

Sobre todo en Marruecos, Portugal, España y Chile.

 

Así, has vivido muchos períodos de tiempo fuera.

 

Sí, porque además, después empecé a trabajar en Madrid, en otra ingeniería muy potente, que es la que hizo la renovación de la fábrica de La Fageda.

 

Gea, ¿verdad?

 

Sí.

¡También nos han hecho los robots de ordeño!

 

Es una empresa alemana muy grande, que tiene muchos departamentos. Yo estaba en un departamento que agrupaba la parte de bebidas y lácteos. Con Gea estuve haciendo proyectos en Egipto y en Arabia Saudí, donde me pasé un año.

 

Debes de tener un montón de anécdotas.

 

Sí … Además, en proyectos tan grandes hay mucha gente. Aunque depende del país. En Arabia Saudí, por ejemplo, no podías hacer mucho: estábamos en una fábrica en medio del desierto, que tenía incluso urbanizaciones… Pero nos dedicamos a jugar mucho al fútbol. Y también, cuando estás metido en este tipo de proyectos, trabajas muchas horas cada día. Tampoco sales demasiado.

 

¿Y de Gea aterrizaste en la Fageda?

 

A mí me gusta mucho la montaña, y quería vivir en un lugar donde hubiera montaña y nieve. Estando en Madrid, ya hacía alpinismo. Y cuando vivía en Arabia Saudí, miraba vídeos de alpinismo y veía claro que lo que me gustaba era estar en la montaña. Entonces, en Gea salió una plaza para venir a trabajar a Barcelona para hacer proyectos en La Fageda y en otras empresas alimentarias.

Estamos hablando de proyectos nuevos, ¿verdad?

 

De todo. Máquinas y automatizaciones para desarrollar nuevos productos o para modificar plantas ya existentes. Pero en Barcelona estaba mucho en la oficina, y eso no me gustaba demasiado. Entonces, justo cuando me encontraba en el impasse de ir a trabajar en otra empresa alimentaria, el último día que tenía que venir a La Fageda me ofrecieron que trabajara aquí.

 

Conocías bien el proyecto, ¿verdad?

 

Sí, y tanto. Había estado aquí varias veces y ya me gustaba mucho. Había estado trabajando en un lactofermentador nuevo y en modificaciones en la línea de producción del yogur griego.

 

¿La parte de proyecto social también era un factor que pesara, a la hora de tomar la decisión?

 

Cuando trabajas como externo no lo conoces tanto, pero ya te llama mucho la atención. La parte social del proyecto creo que nos gusta a todos. Ya que tenemos que trabajar, que tenga sentido.

 

Hace tres años que llegaste. ¿Qué hace un ingeniero electrónico en Mantenimiento de La Fageda?

 

Me gusta porque hacemos de todo. Dentro del ámbito de Mantenimiento, a lo que más me dedico es a la parte electrónica. Estar al tanto de si hay algún problema en alguna máquina. Pero también, si es necesario, limpio canalizaciones del agua… Y lo que haga falta.

 

¿Cómo te hemos de imaginar, pues, en tu día a día?

 

Trabajo de 6 a 14 h. Llego, miro el correo, a ver si el día anterior ha pasado algo. Siempre tengo trabajo, proyectos a desarrollar. Y doy prioridad a lo que corre más prisa. Mi lista de cosas por hacer es muy larga.

 

Por ejemplo, ¿algo que estés haciendo hoy?

 

Pues hoy he estado modificando unos tanques del yogur griego para intentar optimizar la parte restante del producto. Es decir, cuando el tanque envía el producto a la envasadora, siempre queda algo en el tanque, y lo que queremos es poderlo aprovechar. Se trata de programar, ver cómo funcionan las válvulas… Ah, y también, esta semana hemos estado trabajando en un tanque nuevo de mermeladas.

 

¿El tanque donde se vacían las mermeladas de las cazuelas antes de envasarlas?

 

Sí. Ahora tendremos uno más grande y automático. Pero, como te decía, un día puedo estar dedicado a esto y, de repente, me llaman que hay una incidencia en la máquina de preparar los packs de los yogures y postres, y entonces tal vez me dedicaré un par de días a esta incidencia, y cuando termine volveré a trabajar en el tanque de mermeladas. Es un trabajo muy dinámico, esto es lo que más me gusta.

 

Supongo que, en tres años, ya debes tener un montón de anécdotas.

 

Me acuerdo de cuando reformamos la granja, que se construyó el edificio donde va a parar la leche fresca. Si algo en este edificio no funcionaba, la leche no podía ir a la fábrica. Comenzamos un jueves y teníamos que ir muy rápido. Fue una locura, trabajamos el fin de semana y el lunes todo estaba arrancado. Esta es la parte buena de La Fageda: todos aportamos lo que podemos. Es muy diferente de otras empresas en las que he estado, donde todos tienen muy marcadas las tareas, hay más carga burocrática y todo se ralentiza. Es muy gratificante ver que nos ayudamos y que entre todos hacemos cosas grandes.

 

En el equipo de Mantenimiento, ¿cuántos sois?

 

Siete personas.

 

No hay ninguna con certificado de discapacidad, ¿verdad?

 

No, pero pienso que con el tiempo habrá.

 

En cualquier caso, sí que te relacionas con compañeros y compañeras de otras secciones que se encuentran en situaciones vulnerables…

 

¡Por supuesto que sí! Trabajar aquí ha sido un cambio de vida en el sentido de que… Yo pienso que prima más que tengas buen fondo que muchas otras cosas. En otras empresas, verías a la gente más seria. Aquí, puedo ser más yo mismo. Cuando tengo un mal día, doy una vuelta por la fábrica, saludo a cuatro o cinco personas, digo cuatro tonterías, y todo pasa. Parece que el altruismo no debe estar ligado a un entorno laboral, y aquí sí que pasa.

 

Comentabas que tus aficiones están muy vinculadas a la montaña. La Garrotxa es entonces un buen lugar donde vivir, ¿verdad?

 

Vivo en Olot y es muy difícil verme en la ciudad el fin de semana. Suelo marcharme a hacer alpinismo, esquí, escalada en verano… Siempre tengo una lista de cosas por hacer y de lugares a donde ir. Los viernes por la tarde, me dedico a mirar qué tiempo hará para decidir a dónde nos vamos el fin de semana. Ahora, con el confinamiento por la pandemia, hemos ido a dónde hemos podido.

 

¿De dónde viene esta afición por la montaña?

 

Nunca me ha gustado demasiado el deporte. Siempre me ha gustado mucho viajar libremente con la furgoneta y en otra época era más para ir de fiesta. Yo soy muy enérgico, muy inquieto, no puedo estar quieto… Y desde que, a los veintipocos, descubrí la montaña, donde quemar mi energía de manera constructiva… Esta afición ha ido cada vez a más.

¿Algún lugar favorito de nuestra zona?

 

Me encanta Sadernes. Si puedo escaparme entre semana, voy a escalar. ¡Estoy más allí que en mi casa!

 

¿Me han dicho que estás aprendiendo a tocar la guitarra?

 

[Risas] ¿Quién te lo ha dicho? Lo intento… Pero no tengo paciencia! Sé tocar el Cumpleaños feliz.

 

¡Ya es mucho! ¿Alguna afición más?

 

Me encanta viajar. Haciendo montaña he estado en muchos lugares. Suelo compaginarlo, porque viajando sin hacer montaña, me aburro. Me gusta coger la furgoneta con amigos, sin plan, y al final siempre va bien. Recientemente, he hecho el Montblanc con esquís, sin haberlo planificado. Ah, y también me gusta mucho leer.

Volvemos a La Garrotxa, en La Fageda. ¿Qué es para ti, este proyecto?

 

Pues … diría que somos los galos. ¡El poblado galo!

 

¡Qué bueno!

 

Siempre escuchamos que las cosas se pueden hacer de otra manera, pero nadie lo hace. Y aquí sí. Y la gente sonríe más.

 

¿Y el confinamiento? ¿Cómo lo habéis llevado, en Mantenimiento?

 

Al principio, con un poco de miedo, incertidumbre. Yo pienso que todo está en la cabeza, en cómo lo vives. Hará un año que no veo la televisión. A veces me parece que vivo una realidad paralela. Es un tema serio, pero hay que adaptarse a los cambios.

 

A tus viajes sí que te ha debe de haber afectado.

 

Mira, un mes antes ya hice una especie de confinamiento, porque tuve un accidente y estuve todo el mes con la cadera dolorida. Me dediqué a leer mucho y… Ya venía preparado. Y también tuve que aprender a calmarme.

 

… ¿Aprender a estar en casa?

 

Es mi gran asignatura pendiente. Pero bueno, ¡voy aprendiendo!

 

¿Algún recuerdo especial de estos tres años en La Fageda?

 

Muchos. Yo creo… Que la gente. Hay mucha gente que me ha sorprendido mucho. Que la gente quiera ayudarte. Que venga y te diga: ‘¿En qué te puedo ayudar’? Esto es muy grande. Nos deberían dejar trabajar en otros lugares dos meses al año para darnos cuenta de lo que tenemos aquí. Porque, una vez estás dentro y llevas tiempo, no te das cuenta de qué es esto.

 

¿Y qué retos piensas que tiene, Mantenimiento, en el ámbito tecnológico? Por ejemplo, ¿que las máquinas sean aliadas de las personas?

 

Esto es otra cosa muy bonita. Muchas veces nos vienen a ver representantes y nos dicen: ‘Aquí podrías poner una máquina y te sacarías de encima a tantas personas’. Y es bonito escuchar a la dirección de La Fageda diciendo: ‘Ya, pero es que yo, lo que quiero, es tener a las personas’. La automatización está muy bien, pero aquí, lo que sí tiene que haber, son personas.

 

¿Hay algún proyecto que te haya ilusionado especialmente?

 

Cuando renovamos las máquinas de la línea de postres, que era un proyecto muy grande que se podría haber encargado fuera, lo hicimos nosotros desde aquí. Estuvimos mucho tiempo. Seguramente es el proyecto que más satisfacción me ha dado nunca.

 

Es curioso, porque por ejemplo yo de eso no tenía ni idea. ¿Sois un poco invisibles, en Mantenimiento?

 

Esto es bueno, ¿no? Será porque las cosas funcionan [risas]. Y es interesante que en Mantenimiento debemos saber de automatización, claro, pero también de procesos, es decir, de cómo se comportan los productos, por ejemplo cuando les hacemos tratamientos térmicos, o de frío. Una cosa es la teoría y otra la práctica.

 

Y esto os lleva, entiendo, a trabajar estrechamente con otros departamentos, ¿verdad?

 

Con todos. Cuando encontramos un problema, o cuando queremos hacer cambios en procesos, o cuando hacemos un producto nuevo… Nos engloba a todos. Tiene mucho de ensayo y error, y muchas horas de análisis. Y pienso que es importante tener en cuenta que no hay una solución prefabricada para cada tema, sino que nos tenemos que adaptar mucho. Y Mantenimiento, y en concreto nuestro responsable, Fernando, aquí tiene un papel importante.

 

(…)

 

Al final, tenemos muchos productos. Y esto lo hace complejo. Hay mucho que analizar. Puedo estar mirando gráficos durante 12 horas para ver cómo se ha comportado un proceso determinado. Y, como te decía, otro día puedo estar muchas horas sacando agua de la depuradora porque ha habido algún problema. Me gusta esto: Que cuando es necesario, todos nos ponemos a hacer el trabajo que hay.

 

Vamos a las preguntas que no dejamos de haceros en cada entrevista. ¿Qué otro departamento de La Fageda te llama la atención, para trabajar?

 

¡Marketing, por ejemplo! Pol [compañero de Marketing] me cuenta cosas y veo que entender los mercados tiene mucha historia. Me parece interesante.

 

¿Y tu producto favorito?

Ahora, ¡los postres! Después de todo el tiempo que trabajé en ellos… Te diría que mi favorito es el flan.

 

Pues, muchas gracias José por tu tiempo.

 

 

Roser Reyner, periodista y guía de La Fageda.

 

Forma parte de la comunidad
Suscríbete
Colabora con los proyectos de La Fageda
COLABORA
Síguenos en redes sociales