Dut, el día que le hicimos la entrevista.
Para encontrar al protagonista de esta entrevista, acercaros a la entrada de la fábrica, donde los camiones cargan y descargan. Ahí estará, yendo y viniendo, pendiente de palés y transpaletas. Dut Girona es el responsable de Expediciones de nuestro proyecto socioempresarial. Trabaja aquí desde hace más de una década y espera que sean muchos años más. Para él, La Fageda es más que un trabajo. Nacido en Riudaura, desde que se casó vive en Olot, donde su afición juvenil por los coches y las motos ha quedado totalmente eclipsada por el deporte. De hecho, asegura que podría estar todo el día haciendo deporte. Precisamente, hoy tiene el día libre y le hemos entrevistado en la zona de Les Tries de la capital de La Garrotxa, que conoce muy bien, como gran parte de la geografía comarcal. ¿Os imagináis por qué? Pues porque a menudo pasa por allí en bicicleta o corriendo.
Acabo de descubrir que te llamas Jesús. ¡Todos te conocemos por Dut!
Dut viene de cuando yo era pequeño. No sabía decir Jesús, me salía Dut. Y prefiero que me llaméis así. En general, todo el mundo me llama así.
Dut, ¿cuánto tiempo llevas en La Fageda?
Unos doce años.
¿Cómo aterrizaste en el proyecto?
Quería hacer un cambio y surgió la oportunidad. Hablé con Enrique y nos entendimos… Y hasta hoy.
¿Qué trabajos habías hecho, hasta ese momento?
Durante muchos años estuve en otra empresa de alimentación de La Garrotxa, Noel. Hacía un trabajo muy similar… y a su vez diferente.
A los 8 años, el responsable de Expediciones aprendía a ir en moto con la Mobylette de su madre.
En La Fageda siempre has estado en el departamento de Expediciones, ¿verdad?
Sí. Aunque, con el tiempo, el trabajo ha ido cambiando.
¿Cómo resumirías el trabajo que haces?
Me ocupo de que los camiones que llevan los productos de La Fageda al almacén de nuestro distribuidor salgan en buenas condiciones y cuando toca.
Tu trabajo, pues, está muy relacionado con otros departamentos, ¿verdad?
Sí, por ejemplo, con Calidad y Producción. Es necesario que Calidad confirme que el producto está en condiciones y que desde Producción tiren el trabajo para adelante, para que yo tenga el producto listo.
¿Y con el Departamento Comercial?
De manera más puntual. Por ejemplo, cuando tenemos que enviar muestras, o cuando nos dicen que es más urgente cargar un producto que otro.
Un Dut adolescente, con 16 años.
¿Cuántas personas sois, en Expedición?
Somos básicamente tres personas, una de ellas del Centro Especial de Empleo. Una persona muy profesional. Y también nuestro jefe. Además, trabajamos con los compañeros de Compras.
Porque no sólo cargáis, sino que también descargáis el material que llega, ¿verdad?
Exacto. Lo descargamos, lo ordenamos y lo ubicamos en su lugar. Somos pocos y, en ciertos momentos, tenemos que pedir ayuda a algunos compañeros.
¿Compañeros del Centro Especial de Empleo?
Sí, y también de la Empresa de Inserción El Faig.
¿Cómo es tu día a día, en La Fageda?
Pues mi día a día comienza el día antes. Porque por la tarde-noche ya estás preparando los camiones del día siguiente. Necesitas saber qué se está produciendo porque deberás entregarlo al día siguiente. Por ejemplo, sabes que hoy fabrican cinco o seis tipos de productos, y tienes que saber si algunos tienen prioridad.
¿Para que se marchen con el primer camión?
Exacto. Si ninguno de los productos tiene prioridad, ningún problema. Puedes ir cargando sobre la marcha. Pero si algún producto tiene prioridad, tienes que mirar que esté listo por la mañana, o haberlo preparado el día antes por la noche, porque hay un camión que hace la entrega de madrugada.
¿Qué hora es, de madrugada?
Con madrugada quiero decir que, a las 4 de la mañana, el camión hace su entrega a la empresa que nos distribuye los productos.
Dut, recientmente, en pleno trabajo.
Esta manera de funcionar es diferente de cuando llegaste, ¿verdad?
En este sentido, ahora es mucho más fácil. Coges toda la fabricación y la cargas. Antes, y cuando digo antes quiero decir hace apenas cinco años, tenías que preparar los productos pedido por pedido. Esto comportaba más volumen de trabajo, y por eso éramos más personas. En ese momento la distribución la hacían diferentes distribuidores. Ahora está básicamente centralizada en uno.
También ha cambiado el volumen de producto que fabricamos, ¿verdad? Si ahora continuaseis preparando los pedidos y no enviando productos al distribuidor para que las prepare él… ¡todavía necesitaríais ser muchas personas más!
Ahora estamos fabricando alrededor de 1.800.000 botes de yogures y postres lácteos cada semana y, si no recuerdo mal, cuando llegué, fabricábamos unos 300.000 por trimestre. La diferencia es bestial. Además, cuando llegué, no estaban ni las mermeladas ni los helados. Hemos crecido muchísimo.
¿Qué es lo más complicado de tu trabajo?
No hay nada complicado. El cambio que te comentaba, de preparar pedidos a enviar productos al distribuidor, fue radical, pero no fue difícil. Consistió en saber adaptarse. Poner ganas.
¿El hecho de que tengas compañeros en riesgo de vulnerabilidad te hace vivir La Fageda de manera especial?
Sí, lógicamente es diferente. Y, a veces, tienes que tener paciencia. Pero, si conoces un poco la vida y las circunstancias de cada persona, es mucho más fácil tener esa paciencia porque, si no, a veces no entenderías su comportamiento.
Importante, pues, que quienes tenéis responsabilidad en la parte productiva os coordinéis bien con los profesionales del Área Social, que conocen muy bien a las personas en situación de vulnerabilidad, ¿verdad?
Sí. Considero que es clave. Si sabes las cosas, es muy diferente.
¿Cómo has vivido la pandemia en La Fageda?
Cambió un poco mi trabajo, hice algunos cambios de horarios y al principio lo teníamos todo el día metido en la cabeza. Ahora, a veces, aún tenemos que recordar a los compañeros que sean prudentes, pero creo que ya lo tenemos todo mucho más asumido.
Más allá de la pandemia… Doce años dan para muchos momentos especiales. ¿Destacarías alguno en concreto?
La Fageda tiene muchos momentos. Uno que recuerdo, que me gustó mucho, fue una cena que hicimos. Salimos a actuar y me lo pasé muy bien.
¡Es habitual verte actuar en cenas de La Fageda!
Sí, pero claro, como aquella primera vez, ninguna.
Ibais disfrazados…
Yo diría que íbamos vestidos diferente. De mujer. Fue la primera vez que salí en una actuación así, y siempre lo recordaré.
Dut, segundo por la izquierda, el dia de la actuación que nos comentaba.
Entre tus aficiones… está el deporte. Me han dicho que esta afición fue un proceso gradual.
Antes de empezar a hacer deporte, iba en coche a todas partes. Me gustan mucho los coches y me habían gustado mucho las motos. Pero, como no dispongo de tiempo para todo, ahora escojo el deporte. Esto empezó cuando nació mi hijo. Decidí cambiar un poco mi vida. Simplemente, no quería ser un padre oxidado. Quería ser una persona activa, que fuera capaz de jugar con él y de hacer lo que hiciera falta. Empecé a hacer deporte y, poco a poco, fue a más. Y ahora no sabría vivir sin el deporte. Al contrario, a veces mi hijo me dice: ‘¿Ya te vuelves a marchar?’.
¿Le has pegado la afición?
Le gusta el deporte, pero no lo que a mí me gusta, que es ir a correr y en bici. Prefiere el fútbol.
Él ha participado en el casal Les Llavors de La Fageda, ¿verdad?
Sí. Está muy bien poder ir a trabajar con él al lado. Haces tu trabajo y lo tienes a 100 metros y se lo está pasando bien.
La finca de La Fageda permite que este casal esté en un entorno privilegiado, que también lo es para hacer deporte. Lo aprovechas, ¿verdad?
Sí. A veces, me espabilo con el trabajo e intento disponer de un rato para salir a estirar las piernas, desconectar y disfrutar de lo que tenemos en nuestro entorno. Es un privilegio que muchas veces no valoramos. Poder salir media hora es genial.
En media hora tú ya has subido y bajado alguna colina…
Sí. Media hora puede dar para mucho [se ríe].
Y luego te duchas en el vestuario y a seguir. Pero hoy haces fiesta y creo que tiene que ver con que mañana te has marcado un hito deportivo importante.
Con un compañero de La Fageda, Ricard, vamos a practicar el deporte que nos gusta a los dos. El reto es hacer 42 kilómetros corriendo y 180 de bicicleta. Es como una ironman, pero sin nadar. Lo hacemos aquí en la Garrotxa porque tenemos el confinamiento comarcal.
¡Mucha suerte! Y… además del deporte, has hecho otro cambio de vida… Y ya no sé si puedo preguntarte qué yogur de La Fageda te gusta más…
Sí, aún consumo yogures… aunque me gustará mucho si hacemos productos vegetales.
Dut, segundo por la izquierda, y Ricard, enmedio, el día que hicieron su particular ironman garrotxina. Por cierto, ¡lo consiguieron! En algún tramo, los acompañaron Aniol, Esteve y Andreu, también compañeros de La Fageda.
Porque estás siguiendo una alimentación vegetariana.
Sí, más o menos desde 2015. Por respeto a los animales. De momento, sigo comiendo yogures y algún queso.
¿Tienes que estar bien informado, para asegurarte de que ingieres los nutrientes necesarios?
Sobre todo, tienes que conocerte. Y creo que el hecho de correr me ha facilitado aprender a conocerme. Corres, llegas cansado y vas viendo qué necesitas.
O sea, que te puedo preguntar con qué yogur te quedas…
Con el natural azucarado.
Y… Otra pregunta clásica de estas entrevistas: ¿Alguna otra sección de La Fageda donde te gustaría trabajar?
Mmmm. Pues no me lo he planteado nunca, porque estoy muy bien donde estoy.
Pues, vamos terminando. No sé si quieres añadir algo más.
Me parecen muy interesantes nuevos proyectos que están por llegar en La Fageda, para acompañar a colectivos de personas jóvenes de la comarca desde la formación. No sé si es algo demasiado público.
Supongo que pronto tenremos más detalles. Muchas gracias Dut.
Roser Reyner, periodista y guía de La Fageda.